A nuestra perra le gustaba vernos buscando los huevos de Pascua escondidos en el salón. Le encantaba que toda nuestra atención se mantuviera enfocada en los premios que había dentro de los huevos de plástico. Mientras nosotros buscábamos, la perra se largó del salón, únicamente el son de su collar clic-clac dando un toque festivo al sonido de sus patas yendo hacia el cuarto de estar la traicionó.
Nuestras cabezas se levantaron al unísono al darnos cuenta de que, otra vez, la perra nos había quitada la comida de Pascua. Volamos hacia el cuarto de estar, y la cara de nuestra amada perra era más Cujo que caniche mientras arrancaba cachos de jamón con sus dientes.
Así, la perra proclamó su preferencia por su herencia polaca adoptada sobre su genética de caniche francés.